martes, 5 de febrero de 2008

Arquitectura insosteniblemente sustentable

Ante la crisis energética global el acto reflejo debería ser consumir menos energía eléctrica utilizándola de manera racional, entendiendo racional como ración, o sea ración de energía. Racionamiento del alimento energético para una economía de guerra no declarada, pero presente en todos los rincones del planeta. En los últimos tiempos cualquier concurso de arquitectura no deja de mencionar a lo sustentable como cualidad que inevitablemente debe estar presente en el proyecto elegido. Ante este pedido de lo más natural, hordas de arquitectos se disponen a incorporar esta variable casi como un apéndice del proyecto, otros, los menos, intentan incorporarlo como tema central (el gurú Glenn Murcutt por ejemplo). Lamentablemente, el australiano es una excepción, muchos diseñadores del mainstream arquitectónico global optan por un high tech sustentable, ponen énfasis en resoluciones de fachadas bioclimáticas, terrazas verdes y otras bondades, pero raramente mencionan la toneladas de gases nocivos volcadas a la atmósfera por la producción del aluminio con el cual después se ejecutan las pieles de estos edificios.
Entonces, ¿hasta qué punto es sustentable esa arquitectura? Si lo pensamos desde el objeto arquitectónico, probablemente esa calificación sea apropiada, pero ¿el modo de producción de ese objeto arquitectónico también es sustentable?. Se cumple la profecía heideggeriana: el problema de la técnica moderna no es en absoluto un problema técnico, es un problema de comprensión filosófica y de comprensión del destino del mundo.
Por supuesto que es una opción (la de la arquitectura sustentable) deseable ante la de la arquitectura hipertecnológica que consume energía sin restricción; pero la cuestión más importante es que siguen estando por fuera de los debates, la relación entre los hombres y las arquitecturas. Una relación que debe ser revisada continuamente, y sobre todo el rol social de la arquitectura en sus sentidos más amplios y complejos: precisamente los que tienen que ver con el habitar en relación a la técnica. La sustentabilidad social y técnica.
Por otra parte es necesario investigar cómo incorporar a lo sustentable dentro de la arquitectura y no como un calificativo externo, y este no es un desafío que se pueda encarar sólo desde lo técnico sino que lo sustentable debe ser incorporado al lenguaje arquitectónico como algo intrínseco a este y no como artefactos adosados a la arquitectura y pensados fuera de nuestro ámbito.
Es hora de entender que hablar de arquitectura y sustentabilidad hoy resulta redundante. Es el único camino.