domingo, 16 de septiembre de 2007

Peligro! Palermo Suelto


Hace unos días me referí con cierto humor a la avanzada inmobiliaria sobre Villa Crespo. Pero aparentemente el dudoso ingenio marketinero no descansa. No les alcanzó con rebautizar al ilustre barrio porteño con el poco agraciado nombre de Palermo Queens, sino que ahora avanzaron sobre Chacarita (Palermo Dead, sí, increíble....) y La Paternal (Palermo Industrial)...
Esto ya me está tocando de cerca, así que antes de tomar represalias que pueden desencadenar en una incontrolable escalada de violencia urbana traté de analizar fríamente este fenómeno.
Pierre Bourdieu, sociólogo francés, define a "campo" como un sistema de relaciones sociales, definido por la posesión y producción de una forma específica de capital. Cada campo es —en mayor o menor medida— autónomo; la posición dominante o dominada de los participantes en el interior del campo depende en algún grado de las reglas específicas del mismo. El conjunto estructurado de los campos, que incluye sus influencias recíprocas y las relaciones de dominación entre ellos, define la estructura social.
En la teoría de campos está implicita la lucha de clases, y, continuando la teoría marxista, el sociólogo francés habla de luchas en el interior del campo.
Ahora bien, dentro de este concepto de campo, Bourdieu introduce la temática de la legitimidad como un efecto de esas luchas: los beneficios que el campo otorga se expresan fundamentalmente en forma de capital simbólico, es decir, del reconocimiento por parte de todos los participantes de que los dominantes poseen los bienes que determinan el dominio en el campo. Y aquí surge uno de los conceptos que creo más interesantes y más apropiados para analizar el fenómeno de derramamiento palermitano: el poder otorgado a los dominantes en el campo es la base de la violencia simbólica, que lleva a los propios dominados a ejercer sobre sí mismos las relaciones de dominación, a las que ignoran como tales. Mediante el ejercicio de la violencia simbólica, el dominante en el campo (en este caso las grandes inmobiliarias y brokers) redefine lo legítimo (la denominación barrial como capital simbólico de identidad) en pos de su propio beneficio (el aumento en el precio del m2) y el aparente beneficio del dominado que legitima esa violencia (la ilusión de pertenencia a Palermo, como símbolo de status social).
De hecho, este avance se encuentra legitimado ante la escasa resistencia que existe, sin embargo me pareció oportuno relacionarlo con estos conceptos. Si esta resistencia surge como una respuesta fetichista desde la nostalgia de las asociaciones barriales pierde sentido, mientras la cultura barrial se siga escribiendo con minúsculas la mancha se seguirá esparciendo.




2 comentarios:

agnese dijo...

Las deformidades porteñas son la mejor resistencia al palermitaje de buenos aires.
Saludos desde las profundidades de boedo cacupé.

Anónimo dijo...

Hace 7 años atras no podias pasar por Serrano sin que te pungueran...hoy te punguean igual pero te llevas una remerita fashion y un peinado loco!!!
Igual que en la vidriera irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remache
ves llorar la Biblia
junto al calefón.