Torres Siamesas, Campus de San Joaquín de la Universidad Católica de Chile.
El chileno Alejandro Aravena proyectó este edificio situado en Santiago que, según mi criterio, es uno de los mejores ejemplos de arquitectura de la "glocalidad". Innovador en lo tectónico (a través del "efecto venturi" producido por la doble fachada y la explanada de durmientes), en lo programático (la reintepretación de la enseñanza en la contemporaneidad) y lo formal (una envolvente plástica, pero absolutamente racional y consecuente con la "firmitas" y la "utilitas").
Más allá de estos aciertos, me parece que lo más interesante es el abordaje desde un pensamiento que podríamos denominar dentro de la corriente "low-tech" pero en una escala que es muy difícil de implementar. El más grande desafío de este tipo de arquitectura es la barrera de la baja densidad y de la masividad. Aravena dio el primer paso. Ante este tipo de edificios las categorías low-tech y high-tech suenan obsoletas, suena más coherente el término "light-tech" que definiré en un próximo posteo.
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